Mi nombre es
Monserrat Andrea Fernández Flores, tengo 15 años de edad, nací el 22 de mayo de
1998, mido 1.53 metros, soy de ojos café oscuro, cabello rizado, complexión
delgada, poca ceja, cara redonda, una seña particular es un lunar en el
estomago, el color que más me gusta es el azul ya sea en ropa o en algún otro
artículo, me gusta convivir mucho con mis amigas y el hecho por el cual me
describo es porque les quiero compartir lo que para mí fue el mejor día de mi
vida.
Resulta ser que el 14 de octubre del 2008 mis
padres regresaron de Estados Unidos, ya que tenía tres años que radicaban por
allá, trabajaban en Disney World se fueron porque querían lo mejor para
nosotros y yo junto con mis hermanos nos quedamos en Teziutlán, vivimos dos
años con mi abuela y el ultimo con mi tía que vive en Tlatlauquitepec,
pasábamos momentos bonitos, aparentemente, mientras que tratábamos de olvidar
que ellos no estaban con nosotros y que nos sería difícil sin ellos , mi
hermana y yo les dábamos ánimos a mis hermanos. Ella para mí fue como segunda
mama ya que es la mayor y con la cual tenía más confianza para poder
desahogarme que con mi tía y mi abuela y poder decir todo lo que no podía hacia
ellos, poco a poco nos adaptamos, nos fue difícil el cambio pero al final
convivimos bien con ellos, salíamos a distraernos, íbamos al cine, de compras
con tal de estar lo mejor posible ya que ese fue el propósito de mis padres el
irse tan lejos. En el transcurso de esos tres años veíamos por medio del chat
ya que era la única manera, nos
comunicábamos por celular tardábamos de una a dos horas en hablar, trataban de
no llorar ya que si los escuchábamos nosotros también lo haríamos y nos seria
mas difícil todo.
Hasta que llego ese día tan especial ya que
sabíamos que sería totalmente diferente, ya tendríamos el respaldo mayor y el
mejor cuidado que todos los hijos tenemos que son los padres. Sentí muy bonito
al verlos de regreso en ese momento que los vi lo único que hice fue correr
hasta que llegue a ellos y los abrase, lo hice con mucha fuerza y amor ya que
cuando se fueron tenía 7 años estaba chica y aun no comprendía el por qué se
fueron, en cambio ahora me di cuenta que fue porque querían lo mejor para
nosotros aunque no sería igual estar separados pero tendríamos un cambio muy
bonito y agradable y al día siguiente no asistí a la escuela ya que estaba muy
contenta por su regreso y temía que se fueran otra vez, nos divertimos mucho
fuimos de paseo y regresamos hasta en la noches muy contentos.
Sentí feo
dejar a mi tía ya que con ella compartí un año de vida, no fue muy agradable o
perfecto pero fue mejor que estar sola sin tener el respaldo de algún familiar
con el cual poder acudir en cualquier problema o situación que se presentara.
Actualmente
soy muy feliz al estar al lado de ellos le agradezco a mi tía y a mi abuela por
ver de nosotros durante tres años. Nunca olvidare ese día tan bonito del
regreso de mis padres.
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