miércoles, 11 de septiembre de 2013

Mi nombre es Monserrat Andrea Fernández Flores, tengo 15 años de edad, nací el 22 de mayo de 1998, mido 1.53 metros, soy de ojos café oscuro, cabello rizado, complexión delgada, poca ceja, cara redonda, una seña particular es un lunar en el estomago, el color que más me gusta es el azul ya sea en ropa o en algún otro artículo, me gusta convivir mucho con mis amigas y el hecho por el cual me describo es porque les quiero compartir lo que para mí fue el mejor día de mi vida.
 Resulta ser que el 14 de octubre del 2008 mis padres regresaron de Estados Unidos, ya que tenía tres años que radicaban por allá, trabajaban en Disney World se fueron porque querían lo mejor para nosotros y yo junto con mis hermanos nos quedamos en Teziutlán, vivimos dos años con mi abuela y el ultimo con mi tía que vive en Tlatlauquitepec, pasábamos momentos bonitos, aparentemente, mientras que tratábamos de olvidar que ellos no estaban con nosotros y que nos sería difícil sin ellos , mi hermana y yo les dábamos ánimos a mis hermanos. Ella para mí fue como segunda mama ya que es la mayor y con la cual tenía más confianza para poder desahogarme que con mi tía y mi abuela y poder decir todo lo que no podía hacia ellos, poco a poco nos adaptamos, nos fue difícil el cambio pero al final convivimos bien con ellos, salíamos a distraernos, íbamos al cine, de compras con tal de estar lo mejor posible ya que ese fue el propósito de mis padres el irse tan lejos. En el transcurso de esos tres años veíamos por medio del chat ya que era la única manera,  nos comunicábamos por celular tardábamos de una a dos horas en hablar, trataban de no llorar ya que si los escuchábamos nosotros también lo haríamos y nos seria mas difícil todo.
 Hasta que llego ese día tan especial ya que sabíamos que sería totalmente diferente, ya tendríamos el respaldo mayor y el mejor cuidado que todos los hijos tenemos que son los padres. Sentí muy bonito al verlos de regreso en ese momento que los vi lo único que hice fue correr hasta que llegue a ellos y los abrase, lo hice con mucha fuerza y amor ya que cuando se fueron tenía 7 años estaba chica y aun no comprendía el por qué se fueron, en cambio ahora me di cuenta que fue porque querían lo mejor para nosotros aunque no sería igual estar separados pero tendríamos un cambio muy bonito y agradable y al día siguiente no asistí a la escuela ya que estaba muy contenta por su regreso y temía que se fueran otra vez, nos divertimos mucho fuimos de paseo y regresamos hasta en la noches muy contentos.
Sentí feo dejar a mi tía ya que con ella compartí un año de vida, no fue muy agradable o perfecto pero fue mejor que estar sola sin tener el respaldo de algún familiar con el cual poder acudir en cualquier problema o situación que se presentara.

Actualmente soy muy feliz al estar al lado de ellos le agradezco a mi tía y a mi abuela por ver de nosotros durante tres años. Nunca olvidare ese día tan bonito del regreso de mis padres.

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